“Cuídate de dispersar tus fuerzas; por el contrario, procura siempre concentrarlas.» Goethe.
Estuve leyendo un artículo muy interesante en la revista Inversor Global de abril. Se trata de la necesidad de mantener el enfoque en nuestro emprendimiento y evitar el dispersar enegías y recursos en perseguir varias ideas en paralelo; en vez de eso, debemos aceptar el riesgo de concentrar nuestros recursos en una sola idea, apostar todo a ella, y desechar el resto.

Es muy común que las personas con espíritu emprendedor nos tentemos con varios proyectos a la vez, que estemos por comprometernos con uno y enseguida vemos otra necesidad insatisfecha que bien podríamos cubrir nosostros y queremos avanzar sobre ese campo también.
Entonces puede ocurrir que, o bien no terminemos de emprender nunca nada, que emprendamos y dejamos todo a medio camino, o que emprendemos, nos dispersamos demasiado, y terminamos comprometiendo los escasos recursos que tenemos repartiéndolos en una variedad de negocios que terminan consumiendo toda nuestra energía, tiempo y dinero, sin reportar mayores beneficios porque justamente no le dedicamos el suficiente tiempo, dinero, energía a cada uno en particular… En definitiva es el círculo vicioso que se forma cuando no nos concentramos lo suficiente en un solo objetivo, sino que perseguimos múltiples oportunidades paralelamente con escasos recursos.
Es como dice Damián Voltes en el artículo:
La falta de foco es uno de los errores más importantes que puede cometer un emprendedor.
No olvidemos que una característica del emprendedor cuando comienza, es que tiene recursos (tiempo y dinero) limitados.
Repartir estos recursos escasos en varios proyectos conduce inevitablemente al fracaso.
No le sirve de nada a un emprendedor diversificarse en varios negocios para ver cuál de ellos funciona. Debe arriesgarse y dar el todo por el todo en uno solo, un solo proyecto al cual le brinde toda su energía, tiempo y dinero.
- Mantente enfocado y nunca abandones
Según define Damián en el artículo:
El foco es la habilidad del emprendedor de poder decirle «NO» a muchas buenas oportunidades de negocios para decirle «SÍ» a sólo una excelente oportunidad de negocios.
Continúa diciendo Damián:
«Siempre sostengo que en la etapa del start-up, cuando los recursos son escasos, es importante conservar las fuerzas y energías manteniéndolas concentradas en su punto más fuerte.»
Y agrega:
«La intensidad triunfa sobre la dispersión. Si tus pensamientos se distraen, no podrán dar en el blanco.»
Y para completar su idea, nos recuerda la fábula de «El ganso y el caballo»
El Ganso y el Caballo
Un ganso que estaba comiendo pasto en un prado se sintió molesto por un caballo que pastaba cerca de él. En tono agresivo le dijo: “No cabe duda de que yo soy un animal más noble y perfecto que tú, ya que la extensión y el espectro de tus facultades está limitado a un solo elemento. Yo puedo caminar sobre el suelo tan bien como tú, y además tengo alas para elevarme por los aires, y cuando lo deseo puedo nadar en lagos y estanques y refrescarme en la frescura de las aguas. Disfruto del poder de las aves, de los peces y de los cuadrúpedos.”
El caballo resopló de forma un tanto desdeñosa y replicó:
“Es verdad que habitas los tres elementos, pero no haces un papel muy distinguido en ninguno de ellos. Vuelas, es verdad, pero tu vuelo es tan torpe y pesado que no tienes derecho alguno a compararte con las golondrinas o las alondras. Puedes nadar sobre la superficie de las aguas, pero no puedes vivir debajo y dentro de ellas, como los peces; no puedes alimentarte en ese elemento ni hundirte hasta el fondo de las olas, y cuando caminas sobre el suelo con tus anchas patas, estirando tu largo cuello y agrediendo con tu grito sibilante a quienquiera que pase cerca de ti, sólo atraes la burla y el desprecio de quienes te ven.
Confieso que estoy hecho para moverme únicamente sobre la tierra, pero… ¡cuánta gracia hay en mis movimientos! ¡Qué elegantes son las líneas de mi cuerpo! ¡Cuán gráciles mis miembros! ¡Cuán grande mi fuerza! ¡Cuán sorprendente mi velocidad! Prefiero hallarme limitado a un solo elemento y ser admirado en él, que ser un ganso en todos.
(Fábula de Boccacio y Chaucer)
Dr. John Aikin 1747-1822
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