No hay emprendedor de esta nueva era que no se queje de lo mucho que tiene para hacer y que debe hacerlo todo él solo. ¿Por qué esta manía de querer hacerlo todo uno mismo?
Tanto si estás en los comienzos, cuando necesitás a alguien con experiencia en áreas que no dominás, como principalmente si tu negocio ha comenzado a crecer y querés llevarlo al próximo nivel, es imperativo que delegues.
Las primeras objeciones al momento de presentarse la oportunidad de delegar tareas en una asistente virtual, serán “Yo puedo con todo”, “Sólo yo sé cómo hacerlo” y la más segura “No tengo presupuesto”.
Luego de las entrevistas, una se da cuenta de que les seduce la idea de contar con una “socia” que comprenda y entienda el funcionamiento de su empresa 3.0.
En ese momento caen en la realidad de que el “Yo puedo con todo” es una fantasía que puede terminar con su salud física, agotamiento mental e incluso puede acabar con su negocio.
Ciertamente, si tu negocio está en etapa de crecimiento, debés desterrar la idea de que podés hacerlo todo. Es en este momento en el que más precisas un aliado; y una asistente virtual es la aliada ideal, especialmente si ella se dedica al área técnica del marketing digital: gestionar tu sitio web, tu boletín electrónico, implementar el e-commerce en tu sitio, los sistemas de pago, afiliados y más. Pensá en todo el poder de visibilidad y exposición que ganarás a la vez que disponés de mayor cantidad de horas para dedicarles a tus clientes, familia y ¡a vos mismo!
Bien, pasamos el primer obstáculo 😉 PERO…
Delegar es un arte
“Quiero delegar” es muchas veces tan solo una frase, es más fácil decir que hacer. Y los novatos en estos temas (y no tan novatos) se angustian ante la idea de perder control, creen que nadie como ellos para cuidar de su negocio, su “bebé”.
Ciertamente, delegar no es abandonar. NO es desentenderse por completo. Sólo vos sos responsable de hacerlo crecer y tomar las decisiones correctas para tu negocio, pero la ayuda y visión de un segundo interesado que también está interesado que a vos te vaya bien (porque de eso depende su negocio también, en cierta medida) es invaluable.
Es entonces cuando debemos enfrentar la segunda objeción: “Sólo yo sé cómo hacerlo” (generalmente seguida por “y no tengo tiempo de entrenar a nadie”).
¿De verdad creés que sos el único que puede y debe hacer ciertas tareas?
Sin lugar a dudas, algunas de tus tareas son sólo tuyas y muy probablemente sepas mejor que nadie cómo realizarlas. Pero cierto es también que existen otras que un tercero sabrá cómo mejorar y por lo tanto, delegarlas es una jugada inteligente; por tu bien y el bien de tu negocio.
Puede que debas dedicar un tiempo a entrenar a la Asistente Virtual en particulares de tu negocio, pero sin dudas se trata de una inversión que rendirá sus frutos antes de lo que te imaginás y ese tiempo menor que invertís ahora, se compensará con creces con más tiempo libre en el futuro.
Buscá a la Asistente virtual que veas que necesitará menos indicaciones y hasta pueda darte ideas de cómo hacer las tareas de manera más eficiente. Creeme que te vas a sorprender.
A delegar solo se aprende delegando…
Comenzá por aquellas tareas de tipo técnico-administrativas, aquellas que no son “funcionales” a tu inversión de tiempo, porque drenan tu energía y te roban horas y minutos preciados que debieras utilizar en captar clientes, incrementar ventas y acrecentar tu negocio como mencionaba antes.
Quizá la mejor manera de comenzar a delegar sea por las tareas en las que te sentís apabullado, aquellas que nunca te sentís seguro si lo estás haciendo bien. Una vez que te sientas cómodo con la puesta en acción, pasá a las tareas que necesitan de cierto entrenamiento por parte tuya, verás que no será complicado y enseguida todo funcionará sobre ruedas.
Y por último, la objeción más oída: “No puedo porque no tengo presupuesto”
La realidad es que lo que único que no podés es darte el lujo de no delegar, tu negocio no merece un dueño estresado por estar con una carga que puede alejarte de tus objetivos propuestos, de ganancias y de tu familia y bienestar. El no contratar ayuda, una segunda visión, es una carga que NO debés permitirte afrontar.
Recordá que tu objetivo es mantener y acrecentar tu lista de prospectos y clientes.
Ellos son la razón de ser de tu negocio, ellos lo mantienen. Qué mejor entonces que liberar tu tiempo dejando que otra persona se encargue de esas tareas sin retorno económico. Para ello sólo debés conocer y discriminar tus tareas y las áreas en las que necesitas colaboración.
Aquí te comparto esta presentación de Gabriel Colla «Aprendiendo a delegar». ¡Que la disfrutes!
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